sábado, 27 de noviembre de 2010

“El fin de los tiempos” - J.F-Mena

                               



Mi nombre es Sam soy puntual, pero esta mañana estoy cansado. Nunca en mi vida había llegado tarde a ningún lado. Era mi naturaleza o quizás mi educación,  en  verdad la razón no  es lo importante, porque la consecuencia siempre era la misma e inevitable  puntualidad.  Pero ese día había sonado el despertador y aun no me había levantado de la cama. El resonar respondía a una estridente distorsión de sonido producido por una  guitarra eléctrica.  Esta “melodía” había sido seleccionada directamente por mi esposa. Bueno en realidad en este momento  no era precisamente mi esposa. Hacía un mes desde que ella me había abandonado. 

Parecía que el mundo en estas cuatro semanas se había vuelto loco La electricidad fallaba en mi casa, en mi trabajo la gente no se presentaba a trabajar   y parecía que el mundo había perdido todo sentido. Pero quizás lo único que había cambiado en le  ultimo mes era mi propia percepción de las cosas. Que extraño; a pesar de que  el mundo es uno solo, todos los percibimos  de forma diferente. Como si cada uno de nosotros solo pudiese  comprender una millonésima parte del total del rompecabezas que es la vida en su esencia. Por eso  de forma individual  no somos realmente capaces de apreciar la verdadera totalidad de las cosas. El mayor problema radica en  que no podemos realmente ver por los ojos de los  demás. Solo suponemos entender los sentimientos y pensamientos de los demás  comparándolos con los de nosotros mismos. Pero allí  es donde se encuentra  nuestro mayor  error.  Solo obtenemos como resultado un reflejo distorsionado de nosotros mismos.
La verdad no se porque esta mañana  estoy  pensando  en todas estas cosas que no tienen  demasiado sentido para mi. Quizás es el cansancio, o es consecuencia de la soledad. Desde que ella se había ido todo parecía tener menos color, menos gusto, como si el tiempo se hubiese estancado y yo no pudiese continuar con mi vida.
Yo  trabajo desde hace cinco años  en una pequeña oficina  de recursos humanos  en un supermercado importante de la ciudad. Mi trabajo es rutinario. Debo cotejar rendimientos, pagar impuestos y calcular  salarios  según las  horas trabajadas. Todo iba bien en mi vida. Tenía un trabajo estable y una hermosa mujer en mi casa.  Pero todo cambió la primera semana de abril. Allí comenzaron  mis desgracias. Ese mismo día muchos de los empleados de mi empresa  se  habían tomado licencia por cuenta propia. Así como  si nada;  simplemente no habían ido a trabajar. 
Que descaro faltar sin ningún tipo de aviso  al trabajo solo para hacer anda saber que  cosas. Que personas más irresponsables, ni siquiera realizaron una simple llamada telefónica. Mi abuela siempre lo decía “la gente no sabe cuidar lo que tiene hasta que lo pierde y luego se lamenta”.  Todo esto me ha hecho pensar. Yo  no puedo ser como esos holgazanes tengo que levantarme de la cama, tomar un baño, y comenzar mi jornada. Pero estoy cansado,  quizás pueda quedarme un poco más en la cama. Aún me  quedaba algo de tiempo antes de tener que ir a trabajar.
Mientras trataba de tomar impulso para levantarme comencé  a  viajar dentro de mi mente hasta  al  comienzo de mis desgracias. Todo comenzó un hermoso día de abril, cuando mi mundo se vino a bajo. Ese día mi mujer me  dejó, mi personal faltó y casi me atropellan en la calle. Yo era de esos que no creía en la mala suerte. La superstición la consideraba  un símbolo de ignorancia y cuentos de viejas.   Pero la vida me demostró lo insignificante que son las creencias  humanas. Tanto empíricas  como religiosas, todo es mentira, nada es real.
 Mi vida era perfecta, buen trabajo una hermosa esposa y una casa nueva.   Esa noche teníamos  una cena junto a los  jefes de mi señora   en uno de los  restaurantes más importantes de la ciudad. Era algo que mi  esposa había preparado con mucho tiempo de antelación. Ella había esperado durante meses conseguir una mesa en un lugar  exclusivo  y distinguido. 
Con esa reunión ella buscaba alcanzar el asenso que tanto había deseado  dentro de la compañía de seguros para la que trabajaba. Hacia ya unos diez años desde que había ingresado  allí y pocos escalones había podido escalar  en la compañía. Esa era una oportunidad inmejorable para que la notaran. Ella había hecho todos los preparativos para que nada saliese mal.  Se estaba jugando sus mejores cartas y con esa mano no podía perder el juego.
Quizás no era la mujer más inteligente del mundo pero siempre ponía mucho esfuerzo en todo lo que hacía. Era perseverante de eso no había  la menor duda. Pero últimamente estaba cansada ya no tenía la infatigable voluntad de siempre para conseguir su asenso. Lo había luchado desde el comienzo pero era de esas personas que pasan desapercibidas a los ojos de los demás. Como una figura decorativa que siempre esta allí y el día que la quitan  nadie se pregunta a donde fue a parar. Así era ella  aunque para mis ojos era el cielo y la tierra,  la luz de mis ojos, el calor de mi hogar. Mi esperanza y mi razón para vivir. 
No quiero ser demasiado cursi con mis palabras nunca lo fui y no se porque comienzo a  serlo  ahora. Quizás el reloj  que no para de sonar o la sirenas que vienen de la calle me han enloquecido un poco.
Bueno esa noche funesta  ella sabía que si no lograba su asenso  por primera vez en su vida iba a desistir de algo. Quizás fue eso lo que nos unió  al principio cuando nos conocimos. Los dos éramos decididos y sabíamos lo que queríamos. Tres años de noviazgo y dos de casados, parecía que seriamos felices,  pero al final todo terminó  mal. 
Nunca creí en esas “separaciones benignas” en donde ninguna de las dos partes sale lastimada. Siempre queda resentimiento como el residuo inevitable  de la desilusión
Esa  noche  el tránsito era un desastre, un par de accidente había imposibilitado el paso y mi tiempo para llegar se estaba acortando. La reunión sería pronto y si no llegaba a tiempo los problemas me iban  a alcanzar de forma inexorable. Últimamente habíamos discutido demasiado  me acusaba por no ser aun madre. Como si el acto de concebir solo formase parte el padre. Era de conocimiento público  que la taza de natalidad había descendido drásticamente  los últimos años por culpa de estrés o algo a si.
 Cuando salí de mi oficina un embotellamiento había detenido el transito casi por completo. Algún adolescente drogado de seguro se había dormido manejando. Últimamente sucedían demasiado de estos accidentes. La gente se dormía demasiado a menudo detrás del volante, anda saber porque.
El problema fue que me retrazo a la hora de pasar a buscar a mi mujer a mi casa. Mi retraso enfureció a mi esposa como nunca la había visto antes. Quizás ella era más obsesionada que yo por la puntualidad. Ni siquiera quiso escuchar mis explicaciones y se dejo vencer sin más ganas de luchar por lo que siempre había soñado. Perdió todo interés ya nada le importaba ni sus sueños ni los míos. La pareja feliz había muerto para siempre.
Quizás fue la gota que rebasó el vaso o directamente hacía ya un tiempo que me había dejado de amar. Quizás el trabajo en exceso o la falta de fertilidad.  La causa ya no era lo importante; lo importante eran  las consecuencias, ella ya no era  más mi esposa. 
Era extraño pero dos semanas antes  la separación hubiese significado que mi vida  terminase allí. Pero cuando realmente  sucedió no pasó nada. Simplemente yo ya había dejado de sentir. No conocía ni el dolor ni el gozo sólo era una cáscara vacía del hombre que había sido ayer. Era extraño o quizás no, ya no me interesaba la respuesta  
Quizás todo siempre es distinto al principio. Las cosas son perfectas  los amantes se  juran el uno al otro  amor eterno hasta el fin de los tiempos. Pero lo que no sabemos es que “el fin de los tiempo” está a la vuelta de la esquina. Y se  encarga de que a las palabras se las lleve el primer atisbo de tormenta.
Con el avance  ineludible del mayor de los verdugos del hombre; el tiempo. Ingresan en nuestra vida de forma inexorables variables tales como el dinero, los hijos y el tedio de lo  cotidiano, a la ya complicada  ecuación del amor. Cosas que pueden unir  o en la mayoría de los casos  destruir  a las parejas.
Pero ese día cuando nos separamos había otra cuestión externa que había terciado en el conflicto. Era como una sombra siniestra que opacaba los corazones y adormecía las  mentes. Algo que todos los seres humanos  notamos pero en nuestras ajetreadas vidas no reparamos en analizar.  Quizás cuando uno pierde algo que creía amar piensa que el mundo se está acabando.  Pero para mi era algo realmente literal. Nunca pude hablar con ella sobre  las causas exactas de nuestra separación,  no creo que fuese solo el fracaso en la cena. Pero si conocí  las consecuencias nefastas de la desilusión.
Quizás si hubiese echo esto o lo otro las cosas hubiesen sido diferentes. Pero no había sido mi culpa. ¿Como iba a saber que un montón de locos se habían dormido manejando? Habían causado un gran alboroto y la policía estaba desbordada.
Yo había hecho todo lo que estaba a mi alcance, pero no bastó, nunca basta. Al otro día tomó todas sus cosas y me dejó, dejándome solo el triste recuerdo de este maldito despertador. Renunció a su trabajo y en todo este mes nunca mas la volví a ver. Por poco y casi vuelvo a dormirme de tanto divagar dentro de  mis propias cavilaciones. Pero el crujir de mi estomago me despertó nuevamente de mi letargo.
Ya ni me acordaba de la última vez que había comido, quizás había sido al mediodía o quizás en la noche anterior. Pero de igual forma aún no tenía mucha hambre, y mucho menos ganas de cocinar.
Pero ese maldito despertador seguía sonando sin parar con la endemoniada música venida desde el mismo infierno. Sólo alguien invisible puede elegir algo tan llamativo para comenzar su día.  El  argumento de mi querida esposa  era que no existía nada mas revitalizaste para comenzar la jornada que una buena sacudida. Utilicé toda la  voluntad y esfuerzo que me quedaba y con un fuerte golpe logré que por fin se callase para siempre esa máquina de pesadilla.
Últimamente las cosas me estaban saliendo mal desde que ella se había ido. Cada día  había más bajas en nuestra plantilla de empleados y yo tenía que soportar a mi jefe quejándose todo el tiempo. Mientras yo hacía  lo imposible para lograr conseguir el personal suficiente para continuar con el trabajo. La gente ya no le interesaba trabajar y se dormían en cualquier rincón apiñados unos por encima de otros. 
Parecía que  en este último mes la mala suerte me perseguía en cada uno de los aspectos de mi vida. Hacía ya casi una semana desde que me habían cortado el suministro de energía eléctrica. Pero nadie en la compañía de electricidad parecía hacerse cargo. Su excusa era una falla general del sistema y los mismos problemas sucedían por todos lados. La gente dejaba de tener voluntad ya no luchaba, ya no vivían.
Pero no iban a apaciguarme  aunque pusiesen como pretexto que “el  mundo se estaba acabando” a mi no me importaba quería lo que me correspondía. Que me importa lo que le pase a los demás.  
Pero ya nada me estaba  importando. Lo había decidido hoy no iría a trabajar; estaba cansado y no tenía ganas de ir. ¿De qué sirve siempre ser puntual si cuando necesitas llegar a tiempo te atrasas y tu mujer te abandona?  ¿De qué sirve pagar siempre las cuentas en fecha cuando no cuentas con  los servicios más esenciales?     
¿Qué sería lo peor que podría pasar si no iba a trabajar? Después de todo, todo el mundo falta sin avisar alguna vez. Mi estómago volvió a rugir pero con más fuerza que la vez anterior. ¿Por qué rugía mi estomago? ¿Cuál era la causa  de tan extraño sonido? ¿A que se podía deber? Hambre no sentía, hacia ya tiempo que no sentía nada.
Pero había otras cosas que no tenía demasiado claro. No me acordaba  de la última vez que había ido al trabajo; quizás habían pasado algunos días, ¿Acaso  semanas?, pero eso  no podía ser.
Pero es difícil medir el tiempo cuando uno está tan cansado. Sólo necesito reposar un poco más y estaré bien, sólo un poco más de descanso. ¿Que sería lo peor que podría pasar si no me levanto? ¿Acaso se terminaría el mundo? Eso no me lo creo, sin mí el  mundo seguiría girando como siempre. ¿O quizás no? Me da igual, después de todo mi mundo se terminaría junto con mi existencia. Así lo decía mi abuela       


 _Existe cierta polémica acerca de la extinción de los dinosaurios._ Dijo el profesor Wallace al único alumno presente en el vacío auditorio
_  Según una de las teorías propuestas, los dinosaurios se extinguieron lentamente como consecuencia de los cambios medioambientales ocasionados por la retirada de los mares poco profundos a finales de la era de los dinosaurios. Los  defensores de esta teoría postulan que los dinosaurios fueron reduciéndose en variedad y número durante un período que duró varios millones de años entre el periodo cretácico y la era terciaria, hace unos 65 millones de años. Pero no todos los expertos están de acuerdo con la teoría de una extinción masiva sólo causada  a través de la caída de un meteorito en la península de Yucatán en lo que hoy conocemos por México. Aunque  haya producido un cráter de doscientos kilómetros de diámetro no hay pruebas suficientes que avalen esta teoría.  Algunos especulan con  algún otro fenómeno que se haya producido y que aún no se haya podido descubrir._ El profesor se secó el sudor de su frente. Tomó aire y continuó con su exposición_  Quién sabe, quizás algún virus extraño llego desde ese meteorito. Quizás algún dios lo decidió así o simplemente dejaron su lugar en el mundo para que una nueva especie  más evolucionada tomara el dominio del planeta. La respuestas aun son esquivas. Existen ciclos natural de renovación en todas  las cosas. Nada es para siempre, la vida se renueva, siempre ha sido así y lo seguirá siendo hasta el final de los tiempos_ Dijo el maestro de forma cansina.
Sólo un alumno había asistido ese día a clases.  Últimamente cada día  habían  asistido menos alumnos a oírlo exponer sus teorías. Quizás los estaba aburriendo el único presente  no se hallaba demasiado atento, se encontraba casi dormido sobre su pupitre. Pero el maestro orgulloso juntó sus últimas fuerzas  y continuó con su presentación
_Cuando en términos biológicos se habla de Extinción, nos estamos refiriendo  a la desaparición de poblaciones de organismos, como consecuencia de la pérdida de hábitat, depredación e incapacidad para adaptarse a entornos cambiantes. Este término también se aplica a la desaparición de grupos taxonómicos superiores, como familias y órdenes. La extinción ha sido el proceso de evolución más importante que ha tenido lugar a lo largo de los 600 millones de años del archivo fósil del mundo. Durante todo el tiempo geológico, las extinciones se han producido por cambios climáticos y del medio ambiente por ejemplo, periodos glaciales o la ya mencionada caída del meteorito. O a veces por la aparición de tipos nuevos de organismos mejor adaptados que desplazaron a los que antes existían. Quizás si nos sucediese lo mismo a nosotros no nos daríamos cuenta hasta que fuese demasiado tarde. Tal vez llegara el final  como una simple sombra en los corazones de los hombres. Una sombra capas de opacar las mentes de forma tal que no nos diésemos  cuenta de lo que esta pasando hasta que fuese demasiado tarde para reaccionar. Los hombres podemos llegar a ser tan   egoístas como individuos que solo  llegamos a apreciar nuestros propios problemas sin darnos cuenta que los que nos rodean también  tienen los suyos. Quien sabe, algún día no muy lejano el mundo que nos  rodea  se caiga a pedazos y no nos demos cuenta. Y cada uno de nosotros solo piense en si mismo. Pero el intrínseco misterio  de la evolución de la vida  jamás podrá ser  revelado por completo_ Dijo el profesor con su ultimo aliento en un susurro para luego  dejarse  caer sobre su sucio  escritorio. Y de   aquel lugar nunca más volvería  a levantarse. Solo necesitaba reposar un poco mas y estaría bien, solo un poco mas de descanso. ¿Acaso que seria lo peor que podría pasar? Acaso llegaría el fin de los tiempos por tal pequeño detalle.

Por

J.F.Mena


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